domingo, 2 de marzo de 2014

Política cultural, política de la ciudadanía


En entradas anteriores, hemos ido tratando aquello que para nosotros representa la cultura, en como vemos y entendemos aquellos conocimientos que poco a poco van convirtiéndose en piezas indispensables en nuestra formación y crecimiento como educadores y como personas pertenecientes a una sociedad/comunidad, en la que vamos a precisar de ciertas acciones y prácticas sociales para poder satisfacer ciertas necesidades indispensables para poder encontrarnos insertos en dicha comunidad/sociedad.

Llegados a este punto, se precisa que los organismos públicos generen políticas culturales que conlleve la puesta en marcha de acciones socioculturales, pero que además nos doten de recursos, medios y actividades para así poder satisfacer dichas necesidades. Dado que desde las administraciones públicas no se oferta suficiente actividad en materia cultural, surgen como alternativa acciones y proyectos elaborados, gestionados y llevados a cabo desde la propia ciudadanía.

Estas "alternativas", nos desprenden de la dependencia que se tiene de la administración para satisfacer la vida cultural, cuando ésta (la cultura) debería ser satisfecha desde lo público y lo cooperativo. Nos empeñamos en buscar segundas oportunidades desde el estanco e insuficiente modelo subsidiario/dependiente, cuando lo que debemos hacer es dotar de autonomía a la cultura desde lo público; ¿pero es realmente posible una cultura autónoma desde administración pública sin tener que recurrir al subsidiarísmo de la misma?

Tal vez lo que se precise sea eso, un cambio de gestión desde la propia administración pública, para que ésta sea realmente pública. Y así lo recalca Vicente González, miembro del Consell Valencià de Cultura, en el artículo "Industrias Culturales" del periódico digital El País del pasado día 24 de Febrero. En él, nos suscita cierta reflexión respecto a la realidad de las políticas culturales a través de la siguientes palabras:

"Porque la cultura es un potentísimo motor económico que tiene una alta tasa de retorno, como ha medido y demostrado, entre nosotros, el informe Rausell de la Universitat de València. Porque forma, junto con la educación, un par de fuerzas insustituible e inseparable para la formación de los ciudadanos, que debe ser estimulado y protegido por el Estado, y defendido de la voracidad y banalización del mercado. Para todo lo cual además debe constituirse como excepción cultural en la fiscalidad de las arcas públicas.
Los actores de la cultura, gestores o creadores, deseosos de unas líneas de acción para un futuro razonable, sin héroes, tal vez puedan encontrar en estas propuestas unas opciones con sentido, una utopía concreta."

A pesar de que creemos que debe potenciarse políticas culturales desde la administración pública, que no es precisamente lo que a día de hoy se está llevando a cabo (despiece de la cultura a través de recortes, disminución de ayudas y partidas presupuestarias, etc.), nos plantemos ¿en qué modo va a ser posible el potenciar la cultura desde políticas supuestamente "públicas" si está llevándose a cabo algo totalmente opuesto? Desde este posicionamiento, se hace connotativo que la sociedad, harta de no atisbar una realidad lógica y justa, emprenda acciones culturales por su propia cuenta.

Y para lograr que las políticas culturales sean políticas que la ciudadanía quiere, surgen proyectos como el de "Ahora tú decides, una nueva herramienta política que ayuda a decidir qué acciones vamos a llevar a cabo, que pretende conseguir que cada ley o propuesta de las instituciones sea decidido por los ciudadanos y no sean los representantes los únicos que tomen decisiones. Llevando así la democracia a su máxima expresión. Os dejamos el enlace (http://www.ahoratudecides.es/) para que podáis consultar esta interesantísima propuesta de hacer democracia y tomar parte en la política.


El fin pues, de la misión ciudadana en cuestiones de política cultural es que seamos capaces de "tomar las decisiones importantes entre todos, en el que los representantes no puedan formar estructuras de poder con intereses distintos a los de la ciudadanía".

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